¿Por qué nos cuesta tanto entrenar piernas?

De todas las rutinas de entrenamiento, las relacionadas con la piernas son siempre las más difíciles de asumir. La relación entre gimnasio o fitness y pierna no suele ser un cuento de hadas y es conocida la animadversión por este tipo de entrenamiento por parte de la mayoría de deportista. ¿Por qué sucede este fenómeno?

En principio parece que la poca repercusión física que se vislumbra de un entrenamiento de piernas a corto plazo es la principal razón, a diferencia de otros músculos que se hinchan durante el mismo acto del ejercicio y que, por tanto, ofrecen mayor satisfacción tras su realización.

Otro de los factores que influyen en un rechazo al entrenamiento de piernas es que es en esta parte del cuerpo donde más se notan las secuelas de un buen entrenamiento, sobre todo en forma de agujetas.

Ya hablamos en un artículo anterior cómo combatirlas o incluso evitarlas. Sin embargo en el caso de las piernas es realmente evitar que aparezcan por la propia fisonomía de los músculos, lo que en muchas ocasiones (a veces inconscientemente) motiva a los deportistas a optar por otro tipo de entrenamiento.

Por otro lado, las piernas corresponden al tren inferior del cuerpo, una parte con mucha fuerza y resistencia que además necesita realizar ejercicios en la mayoría de los casos con mucho más peso que con el resto de ejercicios. Esto supone un esfuerzo extra ya que la diferencia con respecto a músculos como el pecho o la espalda es considerable, algo que en muchas ocasiones desanima a algunos deportistas, que ven inalcanzables los objetivos de peso propuestos en las rutinas. En realidad, esta sensación podría evitarse con un planteamiento de mayor número de series en lugar de series cortas con más peso.

Todos estos factores contribuyen a que las piernas no sean el ejercicio preferido por los deportistas, más bien al contrario. Sin embargo, como el resto de los músculos, requieren un entrenamiento constante y equilibrado con el resto del cuerpo.
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