Uno de los aspectos fundamentales para un buen entrenamiento consiste en escoger el calzado más adecuado en cada caso. No siempre debemos optar por zapatillas de deporte o escoger chanclas cómodas en verano. Hay que elegir el mejor calzado en función de los tipos de ejercicio que vamos a realizar.
Zapatillas running
Para ejercicios de correr o generalmente de cardio, movemos mucho las piernas y realizamos posturas, pasos y movimientos con los pies con mayor frecuencia que en otro tipo de entrenamiento. Es preferible en estas ocasiones optar por zapatillas de running, más resistentes y a la vez flexibles, que nos evitarán además molestias al realizar cada movimiento.
Zapatillas deportivas
En la mayoría de entrenamientos, las zapatillas deportivas serán una opción válida, pues dan la suficiente flexibilidad y resistencia como para poder abordar casi cualquier tipo de ejercicio. Además el uso en el fitness suele ser bastante limitado a moverse de una máquina a otra o pequeños movimientos durante el ejercicio, sólo algo más frecuentes al entrenar los músculos de la pierna.
Zapatillas de spinning
En las clases de ciclismo indoor o spinning, es preferible escoger unas zapatillas especializadas para obtener la mejor sujeción gracias a sus anclajes. Además, este tipo de zapatillas evita lesiones y molestias durante el transcurso de la clase, ya que el deportista sólo tiene que anclarlas a la bici, no realiza ningún tipo de presión sobre el pie ni se le puede salir la zapatilla con tanta facilidad como con una corriente.
Calcetines
Puede parecer algo ilógico, pero en algunas ocasiones es mejor no optar por un calzado duro y limitarse a llevar calcetines durante la clase de entrenamiento. Esta es una práctica recomendable en clases de aerobic, fitness de movimiento y coreografía, así como cualquier ejercicio sobre superficie acolchada. Su textura permite evitar el deslizamiento, pero la flexibilidad permitida es la máxima que puede obtenerse.
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