Con la llegada del verano es frecuente dejarse el gimnasio por argumentos como "hace demasiada calor", "tengo otra rutina laboral" o simplemente porque nos trasladamos a otra ciudad para disfrutar de las vacaciones.
Ninguna de estas excusas está reñida con el hecho de poder seguir entrenando en casa, incluso aunque sea verano. Pero antes debemos establecer ciertas pautas para que el entrenamiento sea provechoso y no abandonemos al poco de empezar.
Lo primero de todo es escoger correctamente dónde se va a entrenar, ya sea un cuarto que nadie usa, una terraza o el mismo comedor. Al hacerlo debemos también escoger el momento adecuado para hacer el entrenamiento, a ser posible cuando no se vaya a molestar a nadie y dispongamos de toda la habitación escogida para nosotros.
El siguiente paso es asegurar una correcta ventilación. Uno de los principales problemas de entrenar en casa, sobre todo en verano, es que el calor hace asfixiante la estancia y se vuelve imposible realizar los ejercicios. Aire acondicionado, ventanas abiertas y ventiladores bien colocados pueden servir a mitigar esta sensación.
A continuación se debe escoger sabiamente qué días son los mejores para entrenar. Hay que tener en cuenta que al ser verano podría apetecer menos dedicar horas al entrenamiento, por lo que es lógico reducir los tiempos de entrenamiento y los días en los que se realiza.
Cuando todo esté bien organizado, debemos seleccionar una rutina llevadera, acorde a nuestras posibilidades físicas, de horario y también al material con el que contemos para entrenar que, lógicamente, será inferior al que podamos encontrar en un gimnasio.
Por último queda realizar la preparación de todo, ya sea pesas, banco, colchoneta, toalla, agua y ropa deportiva. Al contrario de unas vacaciones sin entrenamiento, en éstas es necesario tener previsto que todos estos elementos van a utilizarse y organizar el lavado correcto de la ropa, para que a la hora de entrenar no nos falte de nada.
Ninguna de estas excusas está reñida con el hecho de poder seguir entrenando en casa, incluso aunque sea verano. Pero antes debemos establecer ciertas pautas para que el entrenamiento sea provechoso y no abandonemos al poco de empezar.
Lo primero de todo es escoger correctamente dónde se va a entrenar, ya sea un cuarto que nadie usa, una terraza o el mismo comedor. Al hacerlo debemos también escoger el momento adecuado para hacer el entrenamiento, a ser posible cuando no se vaya a molestar a nadie y dispongamos de toda la habitación escogida para nosotros.
El siguiente paso es asegurar una correcta ventilación. Uno de los principales problemas de entrenar en casa, sobre todo en verano, es que el calor hace asfixiante la estancia y se vuelve imposible realizar los ejercicios. Aire acondicionado, ventanas abiertas y ventiladores bien colocados pueden servir a mitigar esta sensación.
A continuación se debe escoger sabiamente qué días son los mejores para entrenar. Hay que tener en cuenta que al ser verano podría apetecer menos dedicar horas al entrenamiento, por lo que es lógico reducir los tiempos de entrenamiento y los días en los que se realiza.
Cuando todo esté bien organizado, debemos seleccionar una rutina llevadera, acorde a nuestras posibilidades físicas, de horario y también al material con el que contemos para entrenar que, lógicamente, será inferior al que podamos encontrar en un gimnasio.
Por último queda realizar la preparación de todo, ya sea pesas, banco, colchoneta, toalla, agua y ropa deportiva. Al contrario de unas vacaciones sin entrenamiento, en éstas es necesario tener previsto que todos estos elementos van a utilizarse y organizar el lavado correcto de la ropa, para que a la hora de entrenar no nos falte de nada.
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