1) Entrena acompañado/a
Si en algún momento notas que te aburres, te da pereza ir al gimnasio o hacer la rutina de ejercicios en casa, la mejor opción es estar con algún amigo o amiga, que motive a realizar ese entrenamiento ¡aunque no te apetezca!
2) Come antes, no después
Muchos deportistas cometen el error de comer abundantemente después del entrenamiento por haber seguido una dieta a lo largo del día y sentir por la noche que el estómago necesita ser llenado. En lugar de esta terrible decisión, prueba a comer unos frutos secos (nueces o almendras) antes de iniciar el entrenamiento. Con un puñado será suficiente, tendrás energía para entrenar y tu estómago estará saciado incluso después del ejercicio.
3) No descanses antes de tiempo
En ocasiones llegar a casa y coger la bolsa del gimnasio no es tan fácil, sobre todo con un sofá tan atractivo llamando al descanso merecido tras una dura jornada. En lugar de ello, lleva contigo la bolsa de deporte allá donde vayas, incluso para comer. Si vas al gimnasio no pases por casa, si entrenas fuera, opta por cambiarte en un bar y ponte a hacer running antes de subir a casa. Si entrenas a casa, calienta subiendo y bajando escaleras para seguir nada más cruzar la puerta.
4) No lo infravalores
El tiempo de entrenamiento debe ser prioritario. Igual que una jornada de trabajo, dedica un tiempo diario o a la semana completamente inamovible, salvo fuerza mayor.
5) Busca resultados a corto plazo
No esperes adelgazar 20 kilos ni subir la masa muscular un porcentaje demasiado alto. Plantea objetivos diarios, que puedas comprobar en aproximadamente 24 horas y realistas. Conforme veas que los alcanzas, mayor motivación tendrás.
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