El entrenamiento físico no es el único factor que nos va a permitir desarrollar los músculos o perder la grasa sobrante. Está directamente relacionado con la comida que se ingiere, la cantidad de la misma, el tipo de alimento que se escoge y, por descontado, el momento en el que se toma.
De forma general, la comida debe espaciarse a lo largo del día en 5 recomendables raciones (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena). No obstante, en función de la rutina y la dieta asignada a cada deportista, es posible que se plantee la cuestión de cuándo almorzar o tomar los suplementos alimenticios según cada caso, ¿antes o después del entrenamiento?
Para poder contestar correctamente a esta pregunta, es necesario saber los objetivos que tiene el deportista y la dieta que está llevando. Por ejemplo, en una dieta caracterizada por muchas proteínas y poca cantidad de comida, antes del entrenamiento es recomendable contar con frutos secos (almendras o nueves) para un aporte de energía extra que permita alcanzar los objetivos de la rutina diaria.
Si por el contrario lo que se está buscando es un aumento de la masa corporal, el momento idóneo para la ingesta de proteínas e hidratos de carbono suele ser después del entrenamiento, aunque de nuevo el tipo de rutina y de dieta pueden influir en esta decisión, si por ejemplo la comida o la cena posteriores van a suplir lo suficiente esta necesidad alimenticia.
En todo caso, hay varias cuestiones relacionadas con la comida y el entrenamiento que sí se desaconsejan. En primer lugar, la comida antes del entrenamiento debe ser ligera y tomarse lo más cerca del inicio del ejercicio que sea posible (de ahí que veamos a muchos deportistas comer en el propio gimnasio). Por otra parte, la comida posterior sobre todo si es la cena debe realizarse dos o tres horas antes de dormir, ya que durante el sueño la digestión es diferente y la acumulación de grasa mayor. Por esa razón, si el entrenamiento se realiza demasiado tarde, es preferible cenar antes del mismo o realizar una cena muy ligera después de la rutina.
De forma general, la comida debe espaciarse a lo largo del día en 5 recomendables raciones (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena). No obstante, en función de la rutina y la dieta asignada a cada deportista, es posible que se plantee la cuestión de cuándo almorzar o tomar los suplementos alimenticios según cada caso, ¿antes o después del entrenamiento?
Para poder contestar correctamente a esta pregunta, es necesario saber los objetivos que tiene el deportista y la dieta que está llevando. Por ejemplo, en una dieta caracterizada por muchas proteínas y poca cantidad de comida, antes del entrenamiento es recomendable contar con frutos secos (almendras o nueves) para un aporte de energía extra que permita alcanzar los objetivos de la rutina diaria.
Si por el contrario lo que se está buscando es un aumento de la masa corporal, el momento idóneo para la ingesta de proteínas e hidratos de carbono suele ser después del entrenamiento, aunque de nuevo el tipo de rutina y de dieta pueden influir en esta decisión, si por ejemplo la comida o la cena posteriores van a suplir lo suficiente esta necesidad alimenticia.
En todo caso, hay varias cuestiones relacionadas con la comida y el entrenamiento que sí se desaconsejan. En primer lugar, la comida antes del entrenamiento debe ser ligera y tomarse lo más cerca del inicio del ejercicio que sea posible (de ahí que veamos a muchos deportistas comer en el propio gimnasio). Por otra parte, la comida posterior sobre todo si es la cena debe realizarse dos o tres horas antes de dormir, ya que durante el sueño la digestión es diferente y la acumulación de grasa mayor. Por esa razón, si el entrenamiento se realiza demasiado tarde, es preferible cenar antes del mismo o realizar una cena muy ligera después de la rutina.
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