El descanso activo implica dejar de lado el entrenamiento rutinario una o incluso dos semanas al cabo de pocos meses, para realizar ejercicio de forma completamente diferente. Esta técnica implica que dediques el tiempo de gimnasio a realizar otros deportes que mantendrán activos tus músculos, pero que supondrán unas "vacaciones" de tu rutina diaria.
Deportes alternativos
Durante esta semana, siempre variando cada día, puedes escoger deportes alternativos como el fútbol, el baloncesto, el ténis (igual que pádel, squash o cualquier otro similar) y hasta el golf.
No importa ni siquiera si se te da bien o mal, lo importante es que te diviertas y, sobre todo, que hagas ejercicio. Tus músculos se verán sometidos a estiramientos y movimientos diferentes y los "despertarás" de su rutina habitual.
Ejercicio activo
Complementa los días que hagas deporte con días en los que practiques un ejercicio activo. El running, el montañismo o la natación pueden convertirse en unas actividades tan intensas como sorprendentes, sobre todo si nunca antes las habías practicado, al menos desde un punto de vista deportivo.
Aquí conseguimos enfatizar el esfuerzo y la intensidad de los entrenamientos recordando a los músculos dónde están sus límites y comprobando, de forma práctica, que se puede llegar a ellos mediante otras acciones no incluidas en la rutina habitual.
Conviértelos en una rutina completa
Realizar estas actividades o deportes alternativos no constituyen la única acción que debes hacer. Tienes que completar cada día como si de una rutina global se refiera. Realiza calentamientos y estiramientos, aprovecha para intensificar una rutina diaria de abdominales y asegúrate de que, además de pasar un buen rato a solas o con amigos, consigas que tu cuerpo dé el máximo que puede alcanzar.
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