Los frutos secos tienen una fama contradictoria. Quienes no conocen sus propiedades los relacionan fácilmente con una dieta rica en hidratos de carbono y grasas, así lo corroboran la mayoría de las dietas.
Sin embargo, los deportistas con más experiencia saben identificar los frutos secos que son beneficiosos no sólo para su salud, sino incluso para mejorar su entrenamiento físico.
Por descontado, hay diferencia entre los tipos de frutos secos disponibles. De forma general las nueces, las almendras y los pistachos, siempre en sus modalidades más naturales, sin ser tostados, ni fritos, ni mucho menos acompañados de azúcares o sal, aportan beneficios considerables.
El pistacho, por ejemplo es uno de los frutos secos más ricos en proteínas, vitamina E, vitamina B y calcio. Con este aporte energético, se puede combatir el colesterol y los problemas circulatorios, al mismo tiempo que su función antioxidante nos permite combatir los radicales libres.
¿Cuándo comer frutos secos?
Uno de los mejores momentos para consumir frutos secos es unos minutos antes del entrenamiento. En caso de dietas más estrictas, se puede utilizar como sustituto del aporte calórico destinado a este periodo previo a la clase o la sesión de pesas.
Es muy fácil medir la cantidad de frutos secos necesaria. Simplemente ocupa una palma de tu mano con ellos, sin que sobresalga y obtendrás una cantidad diaria recomendada de piezas de frutos secos, que te ayudarán a tu entrenamiento, sin que tu peso se vea seriamente comprometido.
Los frutos secos te ayudarán también por su aporte energético. Gracias a ellos es posible que aumentes tu resistencia y fuerza, tanto en ejercicios aeróbicos como anaeróbicos. Aprovecha esta ayuda para mejorar en tus ratios de peso, velocidad y tiempo y, de paso, quemar el posible exceso de grasa que pudieran aportarte los frutos secos. Conseguirás explotar todo su potencial, recoger sus beneficios en tu entrenamiento y no arriesgar tu peso durante el proceso.
Sin embargo, los deportistas con más experiencia saben identificar los frutos secos que son beneficiosos no sólo para su salud, sino incluso para mejorar su entrenamiento físico.
Por descontado, hay diferencia entre los tipos de frutos secos disponibles. De forma general las nueces, las almendras y los pistachos, siempre en sus modalidades más naturales, sin ser tostados, ni fritos, ni mucho menos acompañados de azúcares o sal, aportan beneficios considerables.
El pistacho, por ejemplo es uno de los frutos secos más ricos en proteínas, vitamina E, vitamina B y calcio. Con este aporte energético, se puede combatir el colesterol y los problemas circulatorios, al mismo tiempo que su función antioxidante nos permite combatir los radicales libres.
¿Cuándo comer frutos secos?
Uno de los mejores momentos para consumir frutos secos es unos minutos antes del entrenamiento. En caso de dietas más estrictas, se puede utilizar como sustituto del aporte calórico destinado a este periodo previo a la clase o la sesión de pesas.
Es muy fácil medir la cantidad de frutos secos necesaria. Simplemente ocupa una palma de tu mano con ellos, sin que sobresalga y obtendrás una cantidad diaria recomendada de piezas de frutos secos, que te ayudarán a tu entrenamiento, sin que tu peso se vea seriamente comprometido.
Los frutos secos te ayudarán también por su aporte energético. Gracias a ellos es posible que aumentes tu resistencia y fuerza, tanto en ejercicios aeróbicos como anaeróbicos. Aprovecha esta ayuda para mejorar en tus ratios de peso, velocidad y tiempo y, de paso, quemar el posible exceso de grasa que pudieran aportarte los frutos secos. Conseguirás explotar todo su potencial, recoger sus beneficios en tu entrenamiento y no arriesgar tu peso durante el proceso.
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