Hay muchas formas de afrontar el entrenamiento. Hoy vamos a presentaros la estrategia de contraste. El entrenamiento de contraste busca compaginar ejercicios que permitan entrenar todo el cuerpo, mediante rutinas completamente diferentes.
Un entrenamiento de contraste puede ser diario o semanal, en la mayoría de casos. El diario se establece en pares. Es decir, que un día se entrena un conjunto de músculos y al día siguiente aquellos que forman parte del contraste.
En las rutinas semanales, se establecen ejercicios de una rutina completa, de manera que al mes, aproximadamente, se ha ejercitado un grupo de músculos 15 días y el resto del grupo en los 15 días restantes.
¿Pero qué es el entrenamiento de contraste?
Un entrenamiento de constante busca ejercitar músculos en modalidades enfrentadas. Es decir, que un día podemos entrenar músculos frontales y otro día músculos posteriores. En global, se entrenan todos los músculos, pero es posible centrarse en diferentes partes, para que así el entrenamiento sea completo.
Otra estrategia de contraste es la relativa a músculos inferiores y superiores. Hay que entender que los inferiores (cuádriceps, femorales, gemelos) pueden complementarse con músculos pequeños (bíceps, tríceps), para así no forzar excesivamente al cuerpo en los días o semanas en los que debamos entrenar la parte superior.
¿Para qué es útil el entrenamiento de contraste?
Con el entrenamiento de contraste abarcamos el músculo en su globalidad. Un músculo tiene muchas partes y un ejercicio repetitivo sobre la misma, al final atrofia el resultado. Es posible solucionarlo, pero en realidad se pierde tiempo y efectividad.
Un entrenamiento sobre el músculo en todo su conjunto permite un crecimiento y/o definición más lenta pero equilibrada, lo que a largo plazo ofrece resultados más óptimos.
Lo recomendable es alternar este tipo de entrenamiento con rutinas completas. Podemos establecerlo, por ejemplo, en 2 o 3 ocasiones al año, para buscar cierta mejora en el rendimiento global de nuestro entrenamiento.
Un entrenamiento de contraste puede ser diario o semanal, en la mayoría de casos. El diario se establece en pares. Es decir, que un día se entrena un conjunto de músculos y al día siguiente aquellos que forman parte del contraste.
En las rutinas semanales, se establecen ejercicios de una rutina completa, de manera que al mes, aproximadamente, se ha ejercitado un grupo de músculos 15 días y el resto del grupo en los 15 días restantes.
¿Pero qué es el entrenamiento de contraste?
Un entrenamiento de constante busca ejercitar músculos en modalidades enfrentadas. Es decir, que un día podemos entrenar músculos frontales y otro día músculos posteriores. En global, se entrenan todos los músculos, pero es posible centrarse en diferentes partes, para que así el entrenamiento sea completo.
Otra estrategia de contraste es la relativa a músculos inferiores y superiores. Hay que entender que los inferiores (cuádriceps, femorales, gemelos) pueden complementarse con músculos pequeños (bíceps, tríceps), para así no forzar excesivamente al cuerpo en los días o semanas en los que debamos entrenar la parte superior.
¿Para qué es útil el entrenamiento de contraste?
Con el entrenamiento de contraste abarcamos el músculo en su globalidad. Un músculo tiene muchas partes y un ejercicio repetitivo sobre la misma, al final atrofia el resultado. Es posible solucionarlo, pero en realidad se pierde tiempo y efectividad.
Un entrenamiento sobre el músculo en todo su conjunto permite un crecimiento y/o definición más lenta pero equilibrada, lo que a largo plazo ofrece resultados más óptimos.
Lo recomendable es alternar este tipo de entrenamiento con rutinas completas. Podemos establecerlo, por ejemplo, en 2 o 3 ocasiones al año, para buscar cierta mejora en el rendimiento global de nuestro entrenamiento.
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