Pero hay que tener mucho cuidado porque un entrenamiento puedes ser más o menos efectivo en base a este objetivo, según el orden en el que finalmente se realicen los ejercicios. Para ayudarte con ello de forma general te los exponemos a continuación, como si fueran asignaturas de la Universidad:
1 – Ejercicios de explosión
Nadie empieza a estudiar matemáticas avanzadas a primera hora. Sino que escoge algo fácil pero activo con el que comenzar la rutina. En el gimnasio igual. Los primeros ejercicios deben ser explosivos, aeróbicos o que requieran un gran esfuerzo en el sentido energético. Es decir, que consumen mucha energía. El mejor momento para este tipo de ejercicios es el principio del entrenamiento, tras el obligado calentamiento.
2 – Ejercicios troncales
Las asignaturas troncales son las que más tiempo abarcan, igual que sucede con los ejercicios importantes de un gimnasio. Una vez activada la energía que has gastado en los ejercicios anteriores, opta por otros movimientos que requieran la utilización de varios músculos, aunque el central del entrenamiento sea uno en concreto. Aprovecha estos meses rutinas variadas en las que los ejercicios no se centren todo el rato en los mismos músculos.
3 – Ejercicios auxiliares
Siempre nos dejamos las mejores asignaturas al final, porque son las que más nos gustan o las más sencillas. En el gimnasio esto equivaldría a centrarse en músculos muy concretos, para ejercicios de corto recorrido, que van a servir de final perfecto para nuestra rutina de entrenamiento post-verano. Son esos ejercicios que solo requieren un músculo para su realización y concentran mucho esfuerzo en un movimiento concreto.
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