Por desgracia, las lesiones musculares durante el entrenamiento son algo frecuente. Sin embargo, ante la presencia de dolor no se debe parar abruptamente el ejercicio, hay otras opciones que pueden ser incluso más favorables para la recuperación.
El mejor método para afrontar una lesión es la combinación de un fisioterapeuta y un buen monitor o entrenador personal en caso de que todo el ejercicio lo hagas en casa. El fisioterapeuta podrá aplicar técnicas (con o sin máquinas) con las que solucionar tu problema muscular.
Dependiendo de la lesión, esta visita al fisioterapeuta podrá darse durante varios días seguidos o de forma continua una vez a la semana durante varios meses. En todo caso, será la mejor de todas las soluciones posibles.
De forma paralela, el ejercicio no debe dejarse de lado. Los estiramientos controlados pueden ayudar a flexibilizar la zona, facilitando no sólo una mejora muscular, sino también el trabajo posterior del fisioterapeuta.
Dependiendo de la lesión, es posible que un reforzamiento sea la opción más recomendable para mejorar la situación. Para ello, los ejercicios controlados con pesas pueden ayudar a desarrollar el músculo y curar la lesión. No obstante, esta decisión debe ser sopesada también por profesionales tanto de la salud como del desarrollo muscular.
En ocasiones en lugar de las pesas es mejor utilizar máquinas, ya que con ellas el movimiento muscular se controla desde el inicio hasta el final. No hay posibilidad de un mal gesto que agrave la situación, sino más bien todo lo contrario, el poder evolucionar de forma constante, puede ayudar a un desarrollo sostenible del músculo y conseguir eliminar la lesión.
Por último se puede optar por clases especializadas. En función de la lesión hay distintas clases de ejercicios normalmente aeróbicos que son más recomendables que otros. La natación suele ser muy indicada para problemas de flexibilidad, mientras que Body-Pump es útil para ganar resistencia en el músculo. Se debe consultar con profesionales del deporte sobre qué clase es la más adecuada para cada lesión.
El mejor método para afrontar una lesión es la combinación de un fisioterapeuta y un buen monitor o entrenador personal en caso de que todo el ejercicio lo hagas en casa. El fisioterapeuta podrá aplicar técnicas (con o sin máquinas) con las que solucionar tu problema muscular.
Dependiendo de la lesión, esta visita al fisioterapeuta podrá darse durante varios días seguidos o de forma continua una vez a la semana durante varios meses. En todo caso, será la mejor de todas las soluciones posibles.
De forma paralela, el ejercicio no debe dejarse de lado. Los estiramientos controlados pueden ayudar a flexibilizar la zona, facilitando no sólo una mejora muscular, sino también el trabajo posterior del fisioterapeuta.
Dependiendo de la lesión, es posible que un reforzamiento sea la opción más recomendable para mejorar la situación. Para ello, los ejercicios controlados con pesas pueden ayudar a desarrollar el músculo y curar la lesión. No obstante, esta decisión debe ser sopesada también por profesionales tanto de la salud como del desarrollo muscular.
En ocasiones en lugar de las pesas es mejor utilizar máquinas, ya que con ellas el movimiento muscular se controla desde el inicio hasta el final. No hay posibilidad de un mal gesto que agrave la situación, sino más bien todo lo contrario, el poder evolucionar de forma constante, puede ayudar a un desarrollo sostenible del músculo y conseguir eliminar la lesión.
Por último se puede optar por clases especializadas. En función de la lesión hay distintas clases de ejercicios normalmente aeróbicos que son más recomendables que otros. La natación suele ser muy indicada para problemas de flexibilidad, mientras que Body-Pump es útil para ganar resistencia en el músculo. Se debe consultar con profesionales del deporte sobre qué clase es la más adecuada para cada lesión.
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